En una época en la que la gran mayoría de los animes suelen ser adaptaciones de los mangas más punteros del momento, es raro encontrar un caso como el de Dororo. ¿Por qué? ¡Porque la obra original es de 1967! Aunque tiene «truco» pues no es de un autor cualquiera: el padre de la criatura fue Osamu Tezuka, conocido como el «dios del manga», por lo que ya sabiendo este dato y su caché ya no parece algo tan sorprendente.
El manga fue editado en España en 2016 por Debolsillo en una edición de tomo único que no he tenido el placer de leer, por lo tanto ya aviso que esta valoración está basada solamente en esta versión animada de 2019 (¡porque ya tuvo otra en 1969!).
¿De qué va?
La historia comienza en un pueblo en el que las calamidades están al orden del día: inundaciones, sequías, enfermedades… Para frenar la epidemia y la desaparición de su pueblo, Daigo Kagemitsu, el señor feudal de esas tierras, realiza un pacto con los demonios de un templo cercano: prosperidad para su territorio a cambio de ofrecerles el cuerpo de su primogénito. Así, cuando por fin nace su hijo, lo hace como un amasijo de carne sin piel, ojos, ni extremidades, pero con vida gracias a la intervención de una deidad parándole los pies a uno de los demonios.
Cuando lo lanzan al río para deshacerse de él, un boticario que se dedica a realizar prótesis de todo tipo le encuentra y le bautiza como Hyakkimaru. Además de proporcionarle un nuevo cuerpo también le dota con armas, ya que cuando el joven mata a algunos demonios en concreto, va recuperando partes de su figura.
En su periplo para la recuperación de su cuerpo se encuentra con Dororo, un pillastre abandonado que se dedica a estafar para sobrevivir. Al presenciar la enorme fuerza de Hyakkimaru, Dororo se acopla a su aventura viendo que puede sacar tajada de la particular caza de demonios por parte del misterioso espadachín.
A pesar de que se llame Dororo la historia está más enfocada en Hyakkimaru y en su lucha contra los demonios, así como en la que empieza a florecer en su interior: la de su deshumanización como persona por tener que convertirse en un asesino para poder recuperar su cuerpo físico. Pero ahí es donde Dororo juega un papel esencial, siendo un poco el compás del joven y su aliado más poderoso. A medida que avanzan los capítulos aprenderemos también sobre el pasado del pequeño huérfano y conoceremos a otros personajes como el monje ciego Biwamaru, con el que se cruzan en numerosas ocasiones durante su viaje, o Tahômaru, el hermano pequeño de Hyakkimaru y heredero de las famosas tierras protegidas por los demonios.
Sobre la producción
El anime corre a cargo del estudio MAPPA junto con Tezuka Productions (siempre «encima» de todas las obras del autor o basadas en ellas), estudios con gran bagaje y famosos por sus productos: el primero por ofrecer creaciones de gran nivel técnico como Banana Fish, la saga Rage of Bahamut o Terror in Resonance; y el otro por ser los padres del anime moderno con las adaptaciones de Astroboy o La princesa caballero, entre otras muchas. Con una colaboración semejante, ¿qué podría salir mal?
Pues en la primera mitad de la serie nada: un piloto que engancha, buena animación, dibujo consistente, un hilo conductor que te deja con las ganas de ver el siguiente episodio… ¡magnífica! Pero la segunda, ¡vaya con la segunda mitad! No sé muy bien qué pasaría en los últimos 12 episodios pero el bajón de calidad en la mayoría de ellos es alarmante: animación floja, dibujo malillo e historias autoconclusivas bastante más sosas y prescindibles. Hasta el opening, comparado con el primero y sus claros guiños al Dororo original de Tezuka, es genérico e inferior (¡aún teniendo un tema de ASIAN KUNG-FU GENERATION creado para la ocasión, un grupo que me encanta!).
Otro punto que me gustó mucho fueron los diseños de personajes de la mano del ya ex-mangaka y ahora ilustrador Hiroyuki Asada, en el que su característico estilo elegante y sus tonalidades azules y violetas en sus colores le ha venido al dedillo para dar ese toque más actualizado y fresco a la obra. Varias de sus creaciones ya han sido publicadas en España, como Tegami Bachi (Planeta DeAgostini y Planeta Comic de 2010 a 2016) o Renka (1998 por Planeta DeAgostini), por si os llama la atención y queréis descubrir las obras este interesante autor.
Conclusión
Aún con los problemas claramente visibles de la segunda parte de la serie, no dejaría de recomendar este anime, sobre todo para los fans de la acción y amantes del chanbara (pelis de samuráis). En los últimos episodios comienza a remontar de nuevo el ritmo y la animación en puntos clave, pero al acostumbrarte desde el principio a un producto de una muy buena calidad a, de repente, capítulos mediocres, el choque es tal vez más exagerado de lo que es en realidad. Creo que este anime habría ganado si hubiese durado algunos capítulos menos, pero entiendo que suelen ir de 12 en 12 y solamente con la primera tanda se hubiese quedado muy corto.
A día de hoy, mientras escribo esta reseña, se puede encontrar para ver completa y de manera legal en España en la plataforma de streaming Prime Video de Amazon en versión original con subtítulos en castellano.
